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Luisa López Jorquera esboza una sonrisa cuando recuerda el ambiente que se vivió durante el plebiscito de salida para aprobar o rechazar la propuesta de nueva Constitución. En especial rememora el caos en el transporte público registrado durante esa jornada.
Esta mujer viñamarina, jubilada y que reúne un dinero extra como costurera independiente, reveló lo que la motivó a participar en ese proceso electoral en particular: una noticia que indicaba que, de ser aprobado el texto constitucional en cuestión, se reemplazaría a los carabineros por policías civiles, algo que para ella era impensado, siendo esposa de un uniformado.
¿De dónde obtuvo semejante información Luisa López? Reconoció que nunca leyó el texto por el cual había que decidir, solo se enteró de la noticia en redes sociales y lo conversó con otras personas.
Actualmente, es reticente a ocupar estas herramientas tecnológicas como canal de información. Hoy le da más credibilidad a los medios de comunicación tradicionales, priorizando la labor de periodistas de televisión. Así, relega las redes sociales solo a una forma de ocio o entretención, ya que opina que los medios técnicos pueden crear fácilmente contenidos que no son reales y que pueden generar miedo.
“A mí las noticias falsas y la desinformación me asusta, crean pánico, uno debe tener cuidado con eso, me asusta demasiado…”.
Luisa López Jorquera, 67 años, Viña del Mar.
Crédito fotografía: Francisco Bartholin.
Es fácil preguntarse si lo narrado por Luisa López es reflejo de algo que ocurre de manera más frecuente y que puede afectar a toda la sociedad, pero con especial énfasis al segmento de personas mayores.
La desinformación es un fenómeno que ha motivado muchos estudios en los últimos años, en particular por la manera en que formatos como las redes sociales permiten la difusión y expansión de noticias falsas a una velocidad increíble, captando la atención de los usuarios más vulnerables, tales como las personas mayores.
Más delicado es este panorama cuando se da en contextos electorales, momentos en los cuales los esfuerzos para la aceptación de una idea o preferencia electoral entre los votantes se hacen más fuertes, aprovechando todos los canales existentes para transmitirla.
¿Por qué podrían afectar las noticias falsas y la desinformación en redes sociales a las personas mayores? En estas el fenómeno de la desinformación se suscita en la medida de las habilidades que este grupo posee para filtrar y contrastar la información que recibe de las redes sociales y de Internet.
Según indican cifras del Observatorio del Envejecimiento de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el 71% de la población entre los 60 años y 69 años es usuaria de teléfonos inteligentes. De igual forma, el 36% de las personas entre los 70 años y 79 años también los utiliza. El mismo estudio indica que los adultos de más de 80 años registran un 20% de usabilidad de estos equipos electrónicos. Por otro lado, la red social Facebook es la plataforma más utilizada por las personas mayores de 60 años en el país, siendo la búsqueda de información la actividad que más se ha intensificado a partir del 2019, con un aumento del 42% en 2021.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Nueva York y la Universidad de Princeton, respecto de la campaña presidencial de Donald Trump de 2016 en Facebook, las personas mayores de 65 años presentaron probabilidades siete veces más altas de compartir noticias falsas que los usuarios más jóvenes, esto debido a que no poseen habilidades de alfabetización mediática en redes sociales para discernir sobre la confiabilidad de los sitios online. De esta manera, se pudo confirmar que el indicador principal a la hora de divulgar desinformaciones es la edad y no la ideología.
Para Antoine Faure, director de la Escuela de periodismo de la Universidad de Santiago de Chile, y ex integrante de la Comisión Asesora Contra la Desinformación, el grupo más vulnerable frente a la desinformación en redes sociales, son las personas mayores, situación que se acrecienta cuando poseen bajos niveles de educación.
“Las personas mayores reponden a otra cultura informativa, por lo que les cuesta adaptarse al mundo de las redes sociales. Les dan autoridad como si fueran informaciones periodísticas. Además, poseen una menor capacidad para discernir los distintos contenidos que estas presentan“.
Antoine Faure.
Crédito fotografía: Cedida por Antoine Faure.
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